A pesar de la igualdad formal ante la ley, todavía estamos lejos de haber alcanzado la igualdad en la práctica. Esta situación provoca la radicalización de muchas personas jóvenes y trabajadoras, que se suman cada vez más a la lucha contra la opresión de la mujer. Sin embargo, para que esta lucha tenga éxito, debemos contar con las ideas y los métodos correctos. En el presente texto, contrastamos la política de identidad con las ideas marxistas para demostrar que estas últimas nos ofrecen mejores métodos para lograr la emancipación genuina de la mujer.