El ballotage implicó la concentración de todas las corrientes políticas de masas del país, en sólo dos grandes variantes de derecha. Y finalmente, la votación se inclinó hacia el programa de shock ultraderechista, es decir, hacia el reclamo de las patronales en el contexto de la agudización de la crisis.
El gobierno LLA como expresión de las pugnas interimperialistas en el marco de la crisis mundial del capitalismo
Históricamente, la crisis orgánica del capital produce polarizaciones políticas tanto a nivel internacional como dentro de las naciones –polarizaciones que también son reflejo de la lucha de clases en cada país–, de las que Argentina no es una excepción.
La guerra de Ucrania, la guerra comercial entre China y los EEUU, el desarrollo político del fenómeno BRICS o las posiciones encontradas de cara a la masacre sionista en Palestina, son todas arenas de guerra de distinto tipo, en las que se gestan agrupamientos a ambos lados de las trincheras.
En ese sentido, a pesar de su demagogia discursiva pseudonacionalista, en la que se vende como un defensor de los intereses nacionales, la propuesta de Milei es absolutamente pro yanqui, o sea, totalmente arrodillada a los intereses del principal bloque imperialista del planeta. Esto se expresa claramente en su alineación con el polo capitalista formado entorno a la OTAN, que impulsa la guerra de Ucrania contra los intereses del imperialismo ruso, apoya y sostiene el genocidio palestino en manos de Israel y, en el ámbito del desarrollo comercial con Argentina –entiéndase injerencia–, no implicará sino una pérfida apertura del mercado nacional para la libre explotación de los recursos naturales por los capitales imperialistas: oro, cobre, petróleo, litio y agua.
No en vano, las primeras visitas diplomáticas de Milei serán, dicho por él mismo, a los EEUU e Israel –a la misma hora oprobiosa en la que Netanyahu y las IDF siguen masacrando por miles al pueblo palestino–. Ante sus amos en Washington y sus amigos de Israel, Milei, que aspira liberar a la Argentina de los “zurdos de mierda”, mostrará una política de genuflexión vergonzosa a la hora de discutir la situación económica de Argentina, históricamente rezagada frente en relación al poderío de los principales capitales imperialistas del mundo.
La posición del FMI ante el nuevo gobierno
Antes del ballotage y las generales habíamos planteado que Massa tenía el buen visto del FMI, y consideramos que esto era correcto entonces, en tanto Massa representaba, para los capitales imperialistas, un sector de la burguesía local y el FMI, la posibilidad de seguir aplicando el ajuste con una gradualidad tal que podría lograr evitar –al menos parcialmente– un levantamiento de la clase obrera. Pero no siempre las cosas resultan como lo quieren los estrategas del capital.
En esa misma línea, es lógico que el apoyo de un sector de JxC, con Macri y Bullrich a la cabeza, que representan a un importante sector de la burguesía argentina, a que el Fondo Monetario Internacional diese, finalmente, el visto bueno a un posible nuevo gobierno de La Libertad Avanza. Ello, a pesar de la persistente agitación de Milei por la puesta en marcha de una política económica de tierra arrasada –incluso para los criterios y parámetros neoliberales-. Pero ahora, junto a Macri, Javier Milei expresa la injerencia patente del Fondo Monetario Internacional sobre la dirección del país y la vida política y económica de la Argentina.
La acumulación de fuerzas de cara al ballotage y su expresión dentro del nuevo gobierno LLA
La LLA, en principio derrotada en octubre, fue recolectando fuerzas “positivas” en torno al balotaje, que le permitieron remontar los resultados de las generales, e incluso, derrotar cómodamente a UxP. Ejemplo de esto, la parte mayoritaria o activa que se llevó del PRO, así como los votos de Schiaretti en Córdoba o por lo menos un porcentaje abultado de éstos. Allí, Milei cosechó una votación del 80%.
Aunque como hemos dicho, en los hechos las dos fuerzas que disputaron gobierno en el ballotage han funcionado como coaliciones de derecha, UxP fue vista por un sector de las masas y la vanguardia, como la única alternativa para frenar a la reacción encarnada en el espacio de Milei y Cía. No obstante, a pesar de la propaganda de miedo que empleó UxP contra Milei en la campaña, la acumulación de fuerzas que logró LLA en los espacios de la derecha tradicional, le permitió obtener la victoria. A pesar de su demagogia anticasta, Milei pudo superar a UxP gracias al apoyo electoral de la casta.
Ahora bien, a pesar del amplio margen de votos obtenido por su candidato presidencial, el nuevo gobierno de LLA no se enfrentará a una correlación de fuerzas tan favorable como podría pensarse. De hecho, debe ser la primera vez en la historia en la cual la jefatura del Estado Nacional estará en manos de una fuerza política que no gobierna ninguna provincia, y se encuentra asimismo en minoría parlamentaria.
En lo que respecta al arco de fuerzas de derecha que apoyaron a Milei, la cuestión de la correlación de fuerzas también se ha expresado ya en la formación de gobierno.
LLA aspira tener un aparato de desarrollo nacional, pero no puede debido a su deficiente estructura y la inexperiencia de sus cuadros –o la carencia de estos, mejor dicho-. Posiblemente, con el PRO tampoco alcance, aunque esta fuerza tiene mayor tradición, tamaño y estructura. A ello se sumará la puja entre el bloque Milei y el bloque Macri en el nuevo gobierno, para imponer al shock la velocidad y profundidad que cada tendencia aspira imprimirle, así como las presiones de distintos sectores de los capitalistas. La bajada de Ocampo -BCRA- y Píparo –ANSES- son precisamente una expresión de esto, y pone en evidencia que Macri está cobrando a Milei los votos puestos por su aparato en la victoria del libertario. (https://www.lanacion.com.ar/politica/asi-esta-el-gabinete-de-javier-milei-uno-por-uno-todos-los-nombres-nid23112023/).
En cualquier caso, lo que sí ha quedado claro hasta ahora, con los ministros designados en los últimos días, como Caputo en Economía y Bullrich en seguridad, es que el gobierno Milei es, a contravía de su discurso demagógico, un gobierno de la casta, por la casta y para la casta.
Las relaciones internacionales del nuevo gobierno. Lo que quiere Milei y lo que realmente puede.
Como hemos señalado, Massa también es una variante de derecha, que representa los intereses del FMI y de Washington en la Argentina, y se expresó a favor del “derecho de autodefensa de Israel”. Sin embargo, a diferencia de Milei, optó por una política más “equilibrada” en el terreno del comercio internacional, y en la búsqueda de fondos para cumplir con los pagos del FMI: recurrió a los fondos SWAP con la moneda china, a la vez que coqueteo con el BRICS, con la idea del mundo multipolar.
Este planteo fue impugnado por el espacio del libertario, que, mostrando con ferocidad su determinación de alinearse con el polo OTAN/Israel y romper relaciones con países “comunistas” como Brasil y China, manifiesta a boca de jarra que las relaciones políticas con estos últimos no importan, más allá del intercambio comercial. No importan, porque según los absurdos ideales anarcocapitalistas de Milei, se trata de un acuerdo entre privados y, si no vendemos a unos, podemos vender lo que producimos a otros.
Pero, para desgracia de Milei, tenía razón Lenin cuando decía que los hechos son testarudos.
El martes 21 de noviembre, apenas dos días después del ballotage, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Mao Ning, a la vez que aprovechó a saludar al nuevo presidente durante su alocución semanal, le advirtió que romper relaciones con China sería un “grave error” (https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/javier-milei-presidente-para-china-seria-un-grave-error-si-la-argentina-corta-la-relacion-bilateral-nid21112023/).
En efecto, las consecuencias de una abrupta y gigantesca dislocación de la producción sojera, como consecuencia de una ruptura de las relaciones sino-argentinas, tendría efectos devastadores no sólo para los beneficios de los grandes capitalistas de la soja –muchos de los cuales apoyaron en cuerpo y alma al libertario-, sino para la economía en general de vastas regiones del interior del país. Una acción tal comenzaría a poner dinamita, desde el principio, en los cimientos de un gobierno cuya estabilidad está aún por verse.
Sin embargo, el miércoles 22 de noviembre, la futura canciller del gobierno Milei, Diana Mondino, tuvo una reunión privada con el embajador chino en Buenos Aires, quien le entregó una carta de felicitación del premier Xi Jinping a Milei por su victoria, en la cual le invita a mantener la cooperación existente entre ambas naciones. En respuesta, Mondino invitó al embajador al acto de toma de posesión del nuevo presidente (https://www.lanacion.com.ar/politica/diana-mondino-se-reunio-con-el-embajador-chino-en-la-argentina-y-lo-invito-a-la-asuncion-de-javier-nid22112023/). Parece pues, que comienzan a arreciar vientos de un nuevo acomodamiento y de limitación a los deseos y sueños del libertario. A pesar de su verborrea apasionada, es posible que la realidad fuerce a Milei, en este aspecto al menos, a parecerse a más a Massa y menos a Trump, de lo que el libertario desearía.
En lo que respecta al BRICS, Modino expresó que Argentina no ingresará a los BRICS, a pesar de que el país tiene invitación para ingresar en enero de 2024. ¿Podrá mantener el gobierno la misma intransigencia frente a Brasil y romper relaciones? Brasil es el principal comprador de vehículos ensamblados en la Argentina. Aquí, se repite el ejemplo de la soja señalado arriba. Tarde o temprano, los sectores de la burguesía afectados por las políticas “locas” de Milei, que causarían una abrupta dislocación productiva, ejercerán presión sobre el gobierno, sobre todo, posiblemente, a través del ala Macri/JxC. Y a ello debemos añadir las movilizaciones obreras que una medida de ese tipo desencadenaría.
Un Plan de ajuste salvaje
La Libertad Avanza se ha transformado de un eslogan electoralista en un títere de la burguesía y del capital financiero, fuerzas que comienzan a exigir rápidas medidas de shock para avanzar sobre las reformas impositivas, laborales y previsionales, como viene sucediendo a nivel internacional. A las y los trabajadores no nos debe quedar duda alguna de que vienen por las conquistas obreras.
Antes del ballotage, las grandes patronales jugaron con el ajuste con la complicidad de Massa. El ministro presidente daba concesiones con una mano a los trabajadores para que la devaluación y la inflación se las quitará con la otra. Una y otra vez, este juego entre persistente entre el aumento de salarios y beneficios sociales, y la devaluación e inflación, demostró la inviabilidad del intento de conciliar los intereses de la clase obrera y los capitalistas.
Milei espera resolver de golpe este juego, levantando todos los controles existentes en la economía para favorecer la “libre concurrencia” de los capitalistas, lo que se traducirá en lo inmediato en saltos bruscos en la devaluación e inflación, e implica un severo aplastamiento del ingreso obrero en beneficio del capital. Justo después de las elecciones, diversos bienes de consumo comenzaron a llegar a las cadenas de supermercados con aumentos de hasta 45% en algunos casos. Por otro lado, se estima que para diciembre la inflación puede alcanzar entre un 14,5% y un 17%, dejando atrás la inflación de 11,5% de noviembre.
Sin embargo, aún está por verse la profundidad, rapidez y gravedad de las medidas. Al fin y al cabo, el ideal anarcocapitalista o libertariano puros, no existe en ninguna economía capitalista del mundo, ni siquiera en aquellas donde el Estado ha sido achicado significativamente sobre la base de políticas neoliberales. En parte, como hemos dicho, esto dependerá también de cómo resulte la contradicción entre el ala Macri y el ala Milei por imponer sus improntas a la marcha de los acontecimientos.
Antes del ballotage, a los capitalistas -o por lo menos a una gran porción de ellos-, Milei les abría un abanico de incertidumbre, sumado a que aún no existía libre fluctuación del dólar ni había unificación de todos los tipos de cambio: o sea, los capitalistas demandaban un sinceramiento de su propuesta de devaluación, y de cómo sería llevada a cabo.
Pero, ¿de qué habla Milei y su gente cuando hablan de dolarización?
En realidad, se trata del reclamo de un sector de la burguesía y del imperialismo de la dolarización, no es más que la libre fluctuación del dólar, el fin del cepo, la liberación de las tarifas, la reforma laboral bajo la destrucción de los convenios colectivos de trabajo. En dos palabras: ajuste salvaje. Con el triunfo de Milei, la burguesía se ha subido al carro de una política de shock en el ajuste.
El papel de la burocracia sindical ante los anuncios de un plan de ajuste salvaje
En todo este análisis, se hace necesario considerar el papel de la burocracia sindical. Milei tenía sólo el apoyo de la burocracia de los Barrionuevo. Luego, se sumó un pequeño núcleo de sindicatos que apoyaron a Bullrich durante la campaña. Milei y la burguesía tienen plena conciencia de que necesitan el apoyo de la burocracia sindical para hacer pasar el ajuste.
En los últimos días, varios directivos de la CGT se han reunido para declarar su oposición al plan económico de Milei. En palabras de Héctor Daer, dirigente de Sanidad, no darán “si avanzan sobre los derechos sindicales, vamos a tomar medidas” (https://www.pagina12.com.ar/688567-cgt-si-avanzan-sobre-los-derechos-sindicales-vamos-a-tomar-m). Pero eso está por verse. Tal y como lo han demostrado en el pasado, los gordos de la CGT son capaces de negociar de espaldas a su base y vender los intereses y conquistas de la clase. Llegado un cierto punto, si el gobierno se muestra determinado a eliminar las obras sociales, es posible que los gordos claudiquen, vendan a sus afiliados y negocien una buena tajada para sí. En todo caso, esto podría precipitar la lucha dentro de los sindicatos por echar abajo las actuales directivas burocráticas, provocando un alzamiento de los delegados de base y afiliados. Debemos estar preparados para acontecimientos de esta naturaleza.
Las causas de la derrota de Massa y la crisis del peronismo
La candidatura de Massa fue la expresión del agotamiento de líderes o representantes en el conjunto del peronismo. Se lo impulsó como un candidato consensuado, porque no tenían más cartas para quemar ante el paquete de ajuste y devaluación que había que ejecutar. Era, además, hasta la victoria de Milei, el candidato seleccionado por el FMI para llevar adelante su agenda en Argentina de forma “pacífica” y “democrática”.
En 2019, la candidatura de Alberto Fernández se presentó como un factor auxiliar al manejo del Estado por parte del peronismo, para administrar la crisis capitalista buscando “no golpear tan duro” a las masas trabajadoras. Muy pronto, sin embargo, esta figura se agotó, y entró en escena el ministro Massa para administrar con mayor firmeza el ajuste que exigían los capitalistas. Así, el ministro se convirtió en superministro primero, luego presidente de facto, y finalmente, candidato presidencial, más sin lograr superar las expectativas planteadas por el capital ni por las masas trabajadoras, precisamente, porque una política de conciliación de clases termina siendo siempre inviable.
El desarrollo de emisión monetaria para buscar apoyo social a su favor sólo le alcanzó para llegar al ballotage. Al mismo tiempo, la represión en Jujuy y las demás formas de coerción de los trabajadores avaladas por su gobierno, ayudaron a cortar la misma rama sobre la que estaba sentado el ministro candidato. Las fuerzas que trató de convocar, reagrupando desprendimientos de JxC, no sumaron más que peso muerto, y no le transfirieron nada en concreto en las urnas. Lo mismo ocurrió en el terreno de los gobernadores radicales que le apoyaron. En esos espacios también perdió rotundamente. Al final, la derrota de Massa es perfectamente comprensible, sin necesidad de apelar a justificativos absurdos como la “derrota cultural”, porque su candidatura cabalgaba sobre una inflación anual del 150%, una devaluación del 70% en seis meses, el crecimiento del desempleo y trabajo informal, y el aumento de la pobreza hasta el 40%. Era una carrera hacia la derrota.
La crisis del régimen burgués hoy tiene una relación directa con la caída electoral del peronismo. Una vez más, hay que entender que la figura de Massa apareció debido a una serie de accidentes políticos como ministro de economía, y que aprovechó su corriente, el Frente Renovador, sobre las espaldas del aparato del Peronismo, para tomar la dirección estatal. Ahora este juego de roles llegó a su fin, y es la caída del Frente Renovador y la UCR ante la explosión de JxC, lo que ha dejado más sangre sobre el campo de batalla.
El avance de un programa de ultraderecha, puede entenderse entonces como el desvanecimiento del centro y la capitalización de este sector por las fuerzas reaccionarias de LLA. Esto también es posible debido a la volatilidad o la movilidad momentánea de las bases obreras hacia esta dirección. Durante la campaña las centrales sindicales se manifestaron en su mayoría, con fuertes campañas en defensa de la educación y salud pública, así como de los derechos de la comunidad LGTBQ+ y de las mujeres, pero sin resultados favorables.
La incapacidad para resolver los problemas elementales de la clase obrera por parte del oficialismo, colaboró con este movimiento favorable de los electores hacia un candidato que vociferaba repetidamente la consigna de la liquidación del viejo establishment-casta, y que, no obstante, ahora ofrece los rostros de la vieja casta, pero disfrazados con traje nuevo, y será puesta a prueba en el nuevo ciclo de gobierno.
Por su parte, el peronismo, que querrá plantarse en el otro lado del mostrador –porque primero fue ajustador, y ahora intentará posar de oposición-, tiene la piedra/marca de ser no sólo la fuerza responsable de las actuales condiciones de vida de hambre y miseria del pueblo trabajador, sino de haber abonado el terreno para el surgimiento y desarrollo de una variante ultraderechista.
La izquierda y las tareas del movimiento obrero
En todo este contexto, es vital también analizar la campaña de la izquierda, que ha venido manifestando adaptación al parlamentarismo. A pesar de las abstenciones y de la caída del piso de votantes, contradictoriamente, la izquierda ha logrado ingresar 5 diputados en el parlamento burgués.
La campaña de la izquierda no ha logrado conectar con el conjunto de la clase obrera o con las capas más amplias de las masas trabajadoras. Las tendencias electoralistas dentro del FIT-U de cara al parlamento, se expresaron en las posiciones encontradas en su seno ante el ballotage, donde el sector minoritario Izquierda Socialista IS llamó a votar críticamente a Massa-UP y el Kirchnerismo, a pesar de ser hoy un frente patronal que viene aplicando el ajuste del FMI y ha preparado el terreno para el ascenso de la ultraderecha. Esta fuerza política ganó junto al PTS la interna de las PASO contra el PO-MST. El desvío de sus programas y la puesta de expectativas en la democracia burguesa, han venido colocando al FIT-U fuera del alcance de las bases obreras.
Es de destacar que los resultados electorales no representan una derrota del movimiento obrero, pero está en las manos de la clase, de su vanguardia, y de las direcciones que existen actualmente, plantear el desarrollo de organismos de masas hacia una lucha política e ideológica en su seno. Por un lado, se hace más palpable que nunca la necesidad de recuperar las direcciones sindicales, comenzando a dar los primeros pasos en asambleas democráticas, que impulsen un programa acción política ante el ataque patronal y las condiciones que han puesto en la mesa los capitalistas y el FMI, de la mano del massismo primero, y ahora del gobierno libertario.
Los desarrollos de estas deliberaciones políticas, en base a las perspectivas de organizar una lucha de conjunto, ayudarán a forjar a la nueva dirección que necesita el movimiento obrero. Así, por ejemplo, manifestamos nuestra solidaridad y ratificamos nuestro apoyo a las asambleas de trabajadoras y trabajadores que durante los últimos días se han desarrollado en medios públicos, empresas de construcción vinculadas a la obra pública, y demás centros de trabajo amenazados por la ofensiva privatizadora en ciernes, anunciada por el nuevo gobierno. Estas experiencias deben seguir desarrollándose y extendiendo a todos los sectores de la economía, en la perspectiva de convocar a un Congreso Obrero. En esta misma línea, otro ejemplo notable ha sido la convocatoria de urgencia de un plenario de delegados de ATE Capital. La seccional ha llamado a efectuar asambleas por centro de trabajo, una nueva plenaria el 27, y una movilización el día 30 hacia el parlamento.
La instancia del Congreso Obrero, debe servir para plantear el desarrollo de un programa mínimo que exprese las demandas más elementales de los de abajo, vinculado a la construcción de una verdadera oposición revolucionaria frente al plan de ajuste y privatizaciones del gobierno Milei/Macri, poniendo en la agenda de debate la cuestión de la huelga general y el Poder Obrero.
Formar la dirección que necesitamos: el Partido Revolucionario se hace imprescindible.
Al liberalismo y sus protofascistas los combatimos en la lucha de clases.