El 17 de octubre, la prefectura de París prohibió una reunión, que iba a llevarse a cabo en la Bourse du Travail al día siguiente, para exigir la liberación del activista palestino Georges Ibrahim Abdallah, detenido en Francia durante casi 40 años. En la tarde del 18 de octubre, en el momento de la reunión, la Bolsa de Trabajo de París fue clausurada bajo la vigilancia de la CRS (policía antidisturbios).
[Publicado originalmente en francés en marxiste.org]
Para justificar esta escandalosa privación al derecho de reunión, la orden de prohibición firmada por Laurent Nuñez, prefecto de París, afirma "que debido a la respuesta israelí en la Franja de Gaza, existen graves riesgos de que se hagan comentarios con motivos antisemitas" en la reunión largamente planeada. Para ser claros: esta reunión habría sido una oportunidad para fustigar no solo al estado francés, que se niega obstinadamente a liberar a Georges Abdallah, sino también al estado sionista, que está masacrando a los palestinos de Gaza. Sin embargo, Laurent Nuñez trabaja para un gobierno que defiende la siguiente idea: atacar las políticas del gobierno israelí es antisemitismo. La conclusión: se deben prohibir las críticas al gobierno israelí y, por lo tanto, se deben prohibir las reuniones públicas donde “se corre el riesgo” de formular tales críticas.
De paso, señalemos que en Francia los comentarios y actos verdaderamente antisemitas son cometidos constantemente por organizaciones más o menos fascistas, que el estado burgués perdona y protege, porque estas organizaciones ofrecen un arma útil para desplegarse como fuerzas adicionales contra la izquierda y el movimiento obrero en el futuro.
La orden de prohibición firmada por Laurent Nuñez también explica que "las manifestaciones que tienen como objeto las demandas pro-palestinas fueron prohibidas con el fin de garantizar el mantenimiento del orden público; que la evolución de la situación y, en particular, la contraofensiva en la Franja de Gaza es probable que amplifique las demandas y protestas, para radicalizar el movimiento pro-palestino e importar las tensiones nacidas de este conflicto en el extranjero".
Está claro que la masacre de miles de palestinos en Gaza "radicaliza" no solo al "movimiento pro-palestino", sino también a millones de jóvenes y trabajadores que siguen estos acontecimientos con ardiente indignación y son radicalmente hostiles a los crímenes del imperialismo israelí. Muchos de ellos quieren demostrar esta indignación y su apoyo a la lucha del pueblo palestino por sus derechos democráticos más básicos. Pero Laurent Núñez y su jefe, el ministro del interior Gérald Darmanin, decidieron lo contrario, en nombre de "mantener el orden público". El "orden público", en este caso, incluye el apoyo inquebrantable del imperialismo francés al gobierno de extrema derecha de Benjamin Netanyahu. Nada debería perturbar este orden, ni siquiera una reunión pública de organizaciones que han hecho campaña durante muchos años por la liberación de Georges Abdallah, el preso político más antiguo de Europa.
Según Laurent Nuñez, el encuentro habría contribuido a “importar las tensiones nacidas de este conflicto exterior”. Esta formulación es muy confusa. ¿Las "tensiones" nacieron en Francia o en Palestina? En Palestina, no se trata de "tensiones", sino de una guerra. Y si las "tensiones" "nacieron" en Francia, no necesitan ser "importadas" allí. En su propia confusión, esta formulación pretende negar los sentimientos de solidaridad que millones de jóvenes y trabajadores sienten hacia el pueblo palestino. Bajo la tortuosa pluma del Prefecto de Policía, estos sentimientos se convierten en "tensiones", que han sido "importadas" – ¿por quién y por qué medios? – de tierras alejadas de nuestras pacíficas costas.
Esta historia de "importación" es grotesca en otros dos aspectos. Por un lado, el propio gobierno francés es parte de este conflicto, porque apoya los crímenes del gobierno israelí. Las prohibiciones de manifestaciones y reuniones en Francia son precisamente expresiones de este apoyo. Por otro lado, es el propio gobierno el que, desde el 7 de octubre, ha seguido "importando" a Francia, es decir, explotando la situación en Israel-Palestina para: 1) desarrollar su propaganda racista y reaccionaria contra los inmigrantes y los musulmanes; 2) intensificar su ofensiva contra la Francia Insumisa y amenazar al NPA (entre otros) con la disolución; 3) lanzar un asalto brutal al derecho de manifestación, al derecho de reunión y a la libertad de expresión en general, un asalto que permite al gobierno investigar la reacción de las principales organizaciones del movimiento obrero a este tipo de medidas, que se tomarán en el futuro sobre temas distintos del conflicto israelí-palestino.
El último ejemplo: esta mañana, el secretario general de la Unión Departamental Norte (59) de la CGT, Jean-Paul Delescaut, fue arrestado en su casa y puesto bajo custodia policial. ¡Se le acusa de "apología del terrorismo" porque su agrupación sindical publicó un comunicado de prensa pidiendo un "alto el fuego" en Gaza! Se está llevando a cabo una movilización en Lille para obtener la liberación inmediata de este líder sindical.
¡Todos a las manifestaciones del 22 de octubre!
Ayer, la FI, la CGT y docenas de organizaciones convocaron manifestaciones en todo el país el 22 de octubre contra la masacre de habitantes de Gaza por parte del ejército israelí. Hasta entonces, las manifestaciones, prohibidas y reprimidas, fueron convocadas principalmente por colectivos pro palestinos y varias organizaciones pequeñas. La pasividad de las principales organizaciones del movimiento obrero alentó al gobierno en su ofensiva antidemocrática.
Como era de esperar, el Partido Socialista, los Verdes y el Partido Comunista (PCF) no se encuentran entre los firmantes del llamado a manifestarse el domingo. Sobre el conflicto israelí-palestino, los líderes de estos tres partidos han capitulado completamente ante la opinión pública burguesa. Además, su actividad principal en estos días es sumar sus propias voces a las de la derecha y la extrema derecha en su ofensiva contra Jean-Luc Mélenchon, Mathilde Panot y otros líderes de la FI. La actitud de la dirección del PCF es particularmente llamativa, porque marca una clara ruptura con la posición histórica de este partido sobre el conflicto israelo-palestino. Claramente, Fabien Roussel y su séquito están llevando a su partido hacia un abismo.
Dicho esto, la posición de los dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT) y de la FI dista mucho de ser satisfactoria. En resumen, "piden" al gobierno francés que deje de comportarse como el gobierno burgués de una potencia imperialista. Siembran ilusiones en la ONU, como si esta "cocina de ladrones imperialistas", para usar la frase de Lenin sobre la Liga de las Naciones, el antepasado de la ONU, pudiera contribuir incluso un poco a la causa de los palestinos.
Los activistas de Revolución (sección francesa de la Corriente Marxista Internacional) participarán en las manifestaciones del 22 de octubre bajo nuestra propia bandera y nuestras propias consignas, a saber:
- No a la invasión y bombardeo de Gaza.
- Por un levantamiento de masas contra la ocupación, a ambos lados de la línea verde.
- Libertad de presos políticos
- Poner fin al robo de tierras por parte de los colonos sionistas y devolver todas las tierras robadas.
- No a la opresión. Por la igualdad de derechos para todas las personas, independientemente de su origen étnico o religión.
- Por una federación socialista de toda Palestina, dentro de una federación socialista de Oriente Medio.
- ¡Intifada hasta la victoria!