Francia: ¡movilización contra Barnier, Macron y Le Pen!

[Cientos de miles de personas se movilizaron en Francia el sábado 7 de septiembre, convocadas por la Francia Insumisa, contra la decisión de Macron de nombrar al derechista Barnier como primer ministro. Los camaradas de la sección francesa de la Internacional Comunista Revolucionaria escribieron este artículo justo antes de la movilización]

Tras 7 semanas de espera y una sucesión de «consultas», el Elíseo anunció el jueves el nombramiento de Michel Barnier del partido tradicional de centro-derecha Les Republicains (LR) como Primer Ministro, quien quedó en cuarto lugar en las elecciones legislativas donde la izquierda, el Nuevo Frente Popular (NFP) obtuvo la mayoría de los escaños. 

 A este viejo político gaullista, reaccionario de viejo cuño y partidario declarado de una «moratoria de la inmigración», se le ha encomendado la tarea desesperada de formar un gobierno que pueda resistir hasta la convocatoria de nuevas elecciones legislativas.

Un gobierno sometido a la buena voluntad de la RN

La burguesía francesa necesita un gobierno que pueda hacer recaer el peso de la crisis sobre los hombros de la clase obrera. A falta de mayoría en la Asamblea Nacional, Michel Barnier tendrá que intentar gobernar negociando caso por caso el apoyo o la abstención de la ultraderechista Agrupación Nacional (RN) de Le Pen, como ya hicieron Borne y Darmanin durante la votación de la «ley de inmigración» el año pasado. De hecho, la suerte del gobierno Barnier está en manos de RN.


El llamado «frente republicano contra RN», proclamado por el NFP entre las dos vueltas de las elecciones legislativas, ha dado lugar a que Macron confíe Matignon a un miembro de los Republicanos, partido que se negó a participar en ese mismo «frente», y cuyo gobierno dependerá en última instancia de la buena voluntad de Marine Le Pen.


RN ha dado una de cal y una de arena acerca del nombramiento de Barnier. El jueves por la mañana, el vicepresidente del grupo parlamentario RN, Jean-Philippe Tanguy, calificó al nuevo Primer Ministro de «fósil» salido de «Parque Jurásico». Sin embargo, en la tarde del mismo día, Marine Le Pen anunció que su partido no censuraría automáticamente un gobierno de Barnier, sino que esperaría al discurso de política general antes de decidir su actitud. Mediante este chantaje de censura, RN pretende dictar su política al nuevo gobierno.


Pero no todo es tan sencillo. Si RN quiere llegar al poder algún día, debe continuar con su demagogia social. Hace sólo unos días, el diputado de RN Sébastien Chenu dijo, por ejemplo: «Propondremos la derogación de la reforma de las pensiones el 31 de octubre». Es difícil conciliar este plan con el apoyo a un gobierno dirigido por Michel Barnier, firme partidario de la última reforma de las pensiones. En general, la principal tarea del Gobierno será aplicar medidas de austeridad con las que RN no podrá asociarse demasiado abiertamente. Por tanto, es probable que RN acabe censurando al próximo gobierno, cuando considere que ha llegado el momento.

Crisis de régimen

Cualquiera que sea la esperanza de vida del gobierno Barnier, no hará sino marcar una nueva etapa en la crisis de régimen del capitalismo francés. A los ojos de las masas, la autoridad y la legitimidad de las instituciones democráticas de la clase dominante se han visto gravemente debilitadas por el culebrón parlamentario de este verano. Durante varias semanas, un Presidente casi universalmente odiado fingió ignorar el resultado de unas elecciones, antes de confiar el gobierno al representante de un partido que sólo recibió los votos de dos millones de los treinta millones de electores que participaron en la primera vuelta, es decir, apenas el 6,5% de los votos.


Para muchos trabajadores y jóvenes, este episodio es una lección de la realidad de la democracia burguesa, amañada a favor de la clase dominante. El pasado 30 de agosto, un lector anónimo entrevistado por el diario Le Monde lo resumía a su manera: 

«La reforma de las pensiones ha demostrado que ni las manifestaciones, ni las peticiones, ni la movilización de los sindicatos y de una gran mayoría de asociaciones, ni la opinión de la mayoría de los ciudadanos e incluso de la mayoría de los diputados son importantes a los ojos de los gobernantes. Y esta secuencia demuestra que incluso el voto no significa nada si va en contra de lo que ellos han decidido. Parece que la única vez que Macron se echó realmente atrás fue cuando el movimiento de los gilets jaunes se volvió violento. Macron critica constantemente a “los extremos”, pero alimenta la idea de que si no somos violentos en esta sociedad, nuestra voz no cuenta.»

Movilización

Con dos tercios de la Asamblea Nacional dominados por partidos burgueses, la única manera de defender las condiciones de vida de los trabajadores y los jóvenes es movilizarse fuera del parlamento. El régimen está debilitado; el movimiento obrero tiene que aprovecharlo y pasar a la ofensiva.

El llamamiento de la Federación CGT de la Química (FNIC) a una huelga «radical» y planificada «prolongada» es un paso en la buena dirección, al igual que el llamamiento de Francia Insumisa a manifestarse mañana contra Macron. A estos primeros pasos deben seguir otros. La única manera de hacer retroceder a Barnier, Macron y Le Pen es movilizar a los trabajadores de tantos sectores de la economía como sea posible en una huelga masiva y coordinada, con el objetivo de poner fin a la austeridad y al capitalismo.


Mientras que la clase obrera produce toda la riqueza de la sociedad, la política del país está regulada por acuerdos entre políticos burgueses, que coinciden en la necesidad de aplastar una y otra vez a los trabajadores y a los jóvenes, para defender los beneficios de una pequeña minoría de explotadores. Para derrocar este sistema moribundo, necesitamos una dirección capaz de defender un programa y unas perspectivas revolucionarias y de enlazar con la vanguardia de la clase obrera; necesitamos un auténtico partido comunista revolucionario. Este es precisamente el partido que estamos construyendo. ¡Únete a nosotros!

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