Poner en carrera al país, supone para el Frente de Todos tener y mantener un acuerdo con los acreedores internacionales privados junto a la negociación del FMI. Esto se pactó y las medidas acordadas determinaron un plan de ajuste para equilibrar las cuentas fiscales, que en la visión de funcionarios, empresarios y políticos debe transitar el camino del orden fiscal sobre el padecimiento y empobrecimiento de las masas.
La crisis internacional que, en momentos de escribir estas líneas, tiene como “nuevo” capítulo la caída de bancos internacionales, la corrida bancaria que se produjo y el efecto dominó. Se asemeja a los temblores de un terremoto. Lógicamente no hemos llegado aún a su máxima sacudida, ni hemos visto en su totalidad las consecuencias que el efecto dominó causará por las ondas expansivas luego de la explosión. De todas formas, las alertas se prendieron y todo se complicó con la caída de las bolsas en todo el mundo.
Las explicaciones que expresan algunos economistas burgueses aparecen simplistas. Se carga la responsabilidad a la guerra ocasionada por Rusia en la invasión a Ucrania, soslayando la crisis abierta en 2019 cuando el mundo se veía sacudido por otra caída masiva de las bolsas.
El derrumbe del Silicon Valley Bank y el Signature Bank deja preocupación enorme en el mundo financiero internacional. La FED por su lado salió a garantizar los depósitos dando garantías a los clientes de los bancos quebrados y demás entidades financieras de EEUU., en un intento de mostrar solidez ante la crisis actual.
Pero las ondas expansivas no pararon en las fronteras de Norteamérica, ya que los bancos europeos temen al efecto contagio. Las bolsas en Frankfurt, París y Londres perdieron un 3% mientras que Madrid llego al 5%, y Roma superó el 5%; el Commerzbank perdió un 13% y el gigante germano Deutsche Bank un -4,3%; el BNP Paribas un 6,2%, el Santander un 7,2% y el BBVA 8%. Se puede decir con certeza que a principios de esta semana los bancos europeos perdieron de conjunto un 10%.
Durante todo un período, se inyectaron enormes cantidades de dinero barato en la economía a través de la llamada flexibilización cuantitativa, en esencia, imprimir dinero sin respaldo en riqueza real. Este negocio resultó funcional a todo tipo de inversiones especulativas.
Esta realidad muestra la fragilidad del sistema capitalista que se apoya en la creencia de que se puede hacer dinero del dinero, pero que se basa en la explotación de millones de personas. Las crisis son inmanentes a su funcionamiento interno, su crisis orgánica la “resolvieron” apelando a herramientas como la expansión monetaria o cuantitativa y así fueron transitando la caída de las bolsas en 2019, la pandemia y la guerra. Lógicamente, no debemos olvidar el punto de inflexión en 2008 con la caída y el rescate de JP Morgan Chase, Lehman Brothers, Merrill Lynch & Co., crisis de la que los capitalistas aún no pueden recuperarse.
La expansión monetaria como herramienta efectiva en palabras de la calle es “tirar la pelota hacia adelante”. Práctica que fue tomada por todos los gobiernos. Las consecuencias están a la vista, ya que la circulación de papel dinero no cuenta con respaldo alguno. Es dinero que se encuentra en el aire sin respaldo en la producción industrial, empujando al aumento de la inflación y encareciendo el coste de la vida. La corrida bancaria que vimos hace unos días y en particular la del SVB, se debió a que en momentos en que la FED mantenía tasas bajas, la entidad compró bonos del estado; al subir sus tasas los bonos, cayeron, ya que ahora se podían obtener bonos con un interés más alto en el mercado abierto. Lo que expone a todas luces la fragilidad de la economía mundial.
Esta es una de las crisis orgánicas del gran capital, del sistema capitalista como tal, que conlleva además las consecuencias desgarradoras no solamente de la guerra, sino de la pauperización de millones de mujeres y hombres de a pie, y a la degradación de sus vidas. Son arrojados a situaciones de barbarie, hambrunas y muertes, mala nutrición, falta de las condiciones sanitarias y educativas elementales. Esto es degradación sin velo alguno, el capitalismo a cara descubierta. Es el horror sin fin.
¿El Frente de Todos se rearma para la lucha?
En este contexto internacional y regional, las dos fuerzas políticas mayoritarias en Argentina, intentan de manera denodada llegar a las elecciones con una ecuación difícil de mantener. Llegar a las elecciones implica transitar en el marco de seguir respetando el acuerdo y pautas a las que se arribaron con el FMI, acompañado con ajuste social y con equilibrio de cuentas. Intentan “seducir” a un electorado que se encuentra muy lejos de creer en los refritos de los políticos de Juntos por el Cambio y el Frente para Todos, con el fin de reflotar la credibilidad. Por cierto, algo que resulta fundante para el conjunto del arco capitalista con y sin representación parlamentaria, es contrarrestar el descrédito ante los ojos de las masas, el descrédito de las instituciones, esto es lo central del debate.
Queda en claro que tanto Juntos por el Cambio como también el Frente de Todos, intentan delimitarse unos con otros. Pero existe una enorme preocupación en el amplio abanico político, ya que comienzan a aparecer síntomas similares a lo que fue el 2001, en lo que respecta al sentimiento generalizado de malestar expresado por las masas hacia las instituciones burguesas a través de las cuales se canaliza el ajuste.
La idea que la democracia no resulta atractiva para satisfacer las necesidades elementales de las mayorías populares, recorre algunos de los gobiernos latinoamericanos, como es el caso de Gustavo Petro que llama a defender el acuerdo democrático, mientras que Cristina Fernández no solo advierte de la devaluada democracia o en sus palabras “la insatisfacción democrática” en Argentina. Más aún, en las palabras que pronunció cuando le fue entregado el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Rio Negro, señaló a viva voz que fue proscripta por la justicia mafiosa y por la oposición, incluso disparando contra su propio gobierno. En definitiva, mostró que su figura representa, aunque no se presente como candidata, un reaseguro, una garantía no solo para la gobernabilidad sino para el sostenimiento del régimen en su conjunto.
El gobierno por su lado no deja de avanzar en satisfacer las pautas con el FMI. Kristalina Georgieva directora del Fondo, aprobó en general las metas acordadas, lógicamente ajustando algunas “desviaciones”, como es el caso de la aprobación en la cámara de diputados del proyecto de moratoria previsional que permitirá resolver la situación de unos 800 mil trabajadores y trabajadoras en edad de jubilarse, y que no cuentan con el total de aportes. La aprobación de los diputados choca con la efectivizarían real y concreta del veto del Fondo Monetario.
El Fondo Monetario Internacional cuestionó en la revisión del acuerdo con la Argentina, la última moratoria previsional aprobada por el Congreso. Los técnicos del Fondo apuntaron contra la «aprobación imprevista» del plan de pagos para jubilaciones.
Sergio Massa, el hombre del mercado y de los bancos, logró la renovación de los vencimientos de deuda. Se estima que los vencimientos hacen un total de stock de Letras del Tesoro en $13 billones. Unos $3 billones estarían en el sector privado no financiero -empresas – particulares-, mientras que, entre la ANSES, el Banco Central y la banca pública, tienen el 60% de los bonos en sus manos.
Esta mezcla explosiva de la insolvencia del Estado argentino conjugada con la crisis internacional, puede determinar el período a corto y mediano plazo, no sólo en los resultados electorales, sino en el ánimo social: no olvidemos que somos millones las y los que nos encontramos con el agua hasta el cuello. Y no debemos dejar de señalar que las contradicciones de la economía nacional en quiebra amenazan con espiralizar las cifras de inflación hacia niveles insostenibles acelerando los tiempos políticos, la amenaza de una hiperinflación es parte de la situación política.
La burguesía tiene plena conciencia de esto, y vemos dirigentes del peronismo en su versión “combatibia” que comenzaron a radicalizar su discurso, aclarando que honran la deuda, pero mostrando que hay posibilidad de una negociación con el FMI y crecimiento. Lógicamente, Máximo Kirchner se encuentra a la cabeza de esta arenga junto a La Cámpora.
El operativo clamor, el luche y vuelve
El operativo clamor es la expresión no sólo de la certeza que hay una persecución de la actual vice presidenta de la nación Cristina Fernández, sino del clamor de amplios sectores de masas que se ubican en la trinchera del campo nacional y popular. Por ello arengan para que CFK formalice su participación como pre candidata en las próximas elecciones. Ya dijimos que la vice presidenta Cristina Fernández es parte de hostilidades judiciales y de persecuciones, sin olvidar el intento de magnicidio.
Lo que CFK viene haciendo, es una suerte de campaña no sólo contra el oficialismo sino además contra Juntos por el Cambio. Honrando la deuda con el pago efectivo, reclama al FMI “que nos dejen crecer al país para luego pagar”. Suena raro en boca de una dirigente que sabe perfectamente que Argentina creció en los últimos años. El problema es la polarización y el abismo profundo que existe entre pobres y ricos.
Cristina Fernández, dice en tramos de su discurso que puede no haber diferencias en tal o cual punto, diferencias si se aplica la reforma laboral o no. Lo fundamental es que debemos unirnos en pos de solventar o dar sustentabilidad a esta democracia, siendo verdad que habla de la desilusión de los trabajadores y que se deben recuperar las
ilusiones. La tendencia a la “unidad nacional” recorre a todos los partidos por diversos motivos, incluso algunos de ellos opuestos entre sí, pero el hilo conductor es sostener la gobernabilidad. Todos conciben a la burguesía como rectora natural de la sociedad.
Llama la atención por las responsabilidades que hace recaer en el presidente Alberto Fernández y su equipo, en particular sobre el gabinete económico. Cristina, con plena conciencia de sus actos, dio un paso al costado durante todo un período, para dejar el camino despejado ante el arribo de Sergio Massa. La crisis abierta con la carta del entonces Ministro de Economía Guzmán, quien presentó su renuncia, Batakis que no duró más de dos semanas, dieron luz verde al hoy súper ministro de economía Massa, quien se trasformó en el hombre del Fondo y los bancos.
Recordando a Juan Perón en los 17 años de exilio, “el lucha y vuelve” de Cristina Fernández intenta homologar la proscripción del primero, luego de su ida en 1955 ante la llamada “Revolución Fusiladora” y su vuelta en el ’73.
Algunas organizaciones, como La Cámpora, señalan que Cristina está proscripta, pero que igual, como Perón en 1972, es la candidata. No obstante, de no ser candidata hay que “empoderarla” para que designe al candidato. Y para que eso ocurra, todo el mundo debía encolumnarse detrás de esa idea.
“El operativo clamor”, “el luche y vuelve”, recorren la simbología y liturgia del peronismo, siendo posible que algo puedan revertir de la desilusión democrática. Sin un pronóstico de inminencia del desborde social, todas las fuerzas del régimen se enfrentan a una calamitosa situación de debilidad estructural del capitalismo criollo, de un país arrasado no solo por la crisis mundial, sino, y fundamentalmente, por una burguesía nacional que resulta parasitaria y rentista. Lejos de aparecer como una clase vigorosa, que emprende decididamente el doloroso proceso de poner en pie las industrias que satisfagan al mercado interno, lejos de cumplir con sus “deberes nacionales”, elige venderse al mejor postor imperialista. Atravesamos una época de declive inminente del capitalismo, debemos derrotarlo y poner en su lugar una nueva legalidad.
¿A dónde vamos?
El contexto regional marca una tendencia muy clara, las diferentes burguesías se han puesto de pie para aplicar políticas de garrote para imponer a las masas la crisis capitalista.
Los eventos recientes de intento de asesinato a Francia Marques, junto al intento de magnicidio contra Cristina Fernández, los últimos hechos en Brasilia con el bolsonarismo, la destitución y encarcelamiento de Pedro Castillo en Perú, no deja dudas que las burguesías más decididas y rancias se encaminan a una represión abierta. En el caso de argentina, de llegar Juntos por el Cambio no dejan dudas que cualesquiera que salga electo de sus pre candidatos, todos tienen en común el garrote y el ajuste, más aún de lo que el Frente de Todos lleva adelante desde años.
La espada del Fondo Monetario y del banco Mundial azota a las clases dominantes del país. Solo la clase obrera liderando al conjunto de los trabajadores y la juventud pueden romper definitivamente las cadenas que nos atan al atraso y la pauperización
Poder obrero
El papel de la clase obrera y de los sectores de trabajadores en la sociedad es fundamental para la vida, ya que creamos el mundo en que vivimos, la ropa que usamos, el transporte que nos lleva al trabajo, la comida que nos mantiene vivos, etc.
Tenemos en nuestras manos un poder inmensurable, un poder del que más de las veces no tenemos conciencia. Como clase soportamos momentos de pauperización de nuestras vidas, y estos momentos se hacen cada vez más presentes.
Sabemos que como clase vamos a salir a la lucha, nuestro instinto así se ha manifestado en múltiples ocasiones. Pero también debemos dar un paso más en calidad para que la cantidad sea eficaz en los reclamos y en la construcción de nuestro poder, un poder de millones de mujeres y hombres de a pie, un poder que la juventud tiene en sus manos y al que tan sólo falta una bandera: el Socialismo.
Construir el poder obrero es construir con la democracia directa, sin delegar en otros que no sean el propio colectivo de nuestra clase. La democracia obrera es la democracia de las asambleas, de los consejos que vayamos construyendo y autoorganizando en el fragor de la lucha, enarbolando las banderas de nuestra independencia en relación al Estado y los partidos capitalistas.
Este poder obrero debemos organizarlo entre ocupados y desocupados, entre los asalariados y los millones de mujeres y hombres de la economía informal, en la perspectiva de poner en pie una nueva legalidad que surja de la revolución del proletariado.
Construir nuestro partido revolucionario
La experiencia en nuestras luchas y la de nuestros hermanos de clase, en la región y en el mundo, demuestra que las situaciones más radicalizadas no llegan a la victoria, ante la ausencia de nuestro Estado Mayor. Somos un ejército de millones de trabajadores en el mundo, pero necesitamos de una dirección y de un partido revolucionario. Respiramos el mismo aire en las fábricas y empresas, el mismo aire triste que se respira en los hogares hambrientos y en las colas para conseguir un trabajo ante el flagelo de la desocupación.
Mientras los ricos se hacen más ricos, nosotros nos hacemos más pobres.
Construir nuestro Estado Mayor, nuestra dirección, supone debatir la construcción de nuestro partido revolucionario basado en los sectores más avanzados de nuestra clase que se están organizando y buscando una salida. Es una tarea no para el futuro. Estamos ante nuevas elecciones que en nada cambiarán nuestras vidas actuales. El ajuste llego para quedarse, los distintos partidos solo discuten la manera de aplicarlo. Se trata de poner en debate que el capitalismo fracasó, que debemos arrojarlo al basurero de la historia. Para esto, debemos sin pausa construir el partido de la revolución.
Sumate con nosotros en esta tarea. Organizate con la Corriente Marxista Internacional en Argentina