En los últimos días se ha agudizado la escalada de tensión en el conflicto entre Ucrania y Rusia, que ha tenido como consecuencia la movilización de tropas de la OTAN a los países de Europa del Este. En este sentido, y en demostración del más fiel servilismo hacia el imperialismo estadounidense por parte de Pedro Sánchez, el pasado 20 de enero, la ministra de defensa, Margarita Robles, anunciaba el envío a la zona de cuatro cazabombarderos y una fragata.
Desde la sección española de la Corriente Marxista Internacional rechazamos la participación de España en un conflicto por cuestiones puramente imperialistas en el que la clase obrera no tiene nada que ganar. La política exterior no es más que la continuidad de la política interna. Así pues, de la misma manera que el gobierno español ha rendido pleitesía a la patronal con la aprobación de una reforma laboral que significa la continuidad de la aprobada por el PP, tras lo cual ha sido premiado por la Unión Europea para ser los primeros en recibir los ansiados fondos europeos, ahora toca cumplir con el imperialismo con su intervención en un conflicto que ni le va ni le viene. Aunque sabe que ni de lejos puede competir militarmente con otras potencias, como Gran Bretaña o Francia, no ha dudado en aportar su granito de arena con tal de servir a la OTAN y contentar de paso a la casta militar española que también tiene interés en lucir sus galones para elevar su prestigio moral entre la población y justificar de paso el escandaloso incremento del gasto militar en los presupuestos del Estado para 2022.
En juego solo están los intereses de la burguesía estadounidense por ampliar las zonas de control de la OTAN, aumentar las ventas de material armamentístico y continuar imponiendo más sanciones a Rusia para mermar su posición geoestratégica regional; así como los intereses de la clase capitalista rusa por reafirmar a Rusia como la principal potencia regional en Europa del Este y Asia Central.
Además de defender los intereses de sus burguesías nacionales, tanto Biden como Putin están utilizando este conflicto para contrarrestar el aumento del descrédito por sus políticas internas en sus respectivos países, que están muy lejos de dar respuesta a las necesidades de la clase obrera, en un contexto de crisis sanitaria y en una situación de caos capitalista. El objetivo político de ambos gobiernos no es más que levantar los sentimientos nacionalistas para apagar la lucha de clases.
Independientemente del desenlace final del conflicto, no debemos perder de vista que aumentar las tensiones de esta manera vuelve la situación tremendamente inestable y cualquier accidente puede tener consecuencias trágicas, que sin duda recaería sobre los hombros de la clase obrera. Como siempre ocurre, somos la clase trabajadora quienes sufrimos las consecuencias de cada conflicto entre países por ampliar las cuotas de mercado e intereses estratégicos de cada burguesía nacional.
Inmediatamente después del anuncio de la participación española en el conflicto, las organizaciones políticas a la izquierda del PSOE, incluyendo a Unidas Podemos, mostraron su rechazo frontal ante la movilización de las tropas españolas. Ahora es necesario dar un paso más y que se convoquen movilizaciones en todos los puntos del Estado para que la clase trabajadora pueda movilizarse contra el imperialismo y presionar al Gobierno, exigiendo la retirada inmediata de las tropas españolas y la no intervención en conflictos alejados de los intereses de nuestra clase.