Anoche, a las doce y cuarto de la noche, recibí una llamada telefónica de México con una noticia que me afectó profundamente. Me dijeron que mi viejo amigo y camarada Esteban Volkov había fallecido. Aunque no puedo decir que esta noticia fuera totalmente inesperada, ya que Esteban había alcanzado la avanzada edad de 97 años en marzo, sin embargo me llenó de una profunda sensación de pérdida irreversible, no sólo de un amigo muy querido, sino de la pérdida del último vínculo físico que quedaba con la persona de uno de los más grandes revolucionarios de todos los tiempos, León Trotsky.